Los móviles y las zapatillas se parecen más de lo que cree Trump
El margen de beneficio de fabricarlos es bajo en ambos casos

Donald Trump afirma que los aranceles pretenden fomentar la producción nacional de productos más sofisticados, no camisetas y zapatillas deportivas. Pero su escrutinio de las cadenas de suministro de productos electrónicos se extiende a dispositivos como móviles y PC, que tienen más en común con la ropa.
Estos aparatos están en el punto de mira como parte de una investigación sobre semiconductores, que abarca los productos que usan chips. El objetivo es evaluar todo impacto negativo de las importaciones en la seguridad nacional, como depender de proveedores extranjeros. Incluir los productos finales tiene cierto sentido desde esa perspectiva. Las importaciones de chips de EE UU ascendieron a 82.000 millones de dólares en 2024, y las de ordenadores, a 100.000 millones. Según S&P, casi el 80% de las importaciones de portátiles y tabletas proceden de China.
Pero la conclusión para las firmas que hacen dispositivos comoditizados pone en tela de juicio por qué Trump debería codiciar más sus fábricas que las de ropa. Véase Lenovo, que declara unos ingresos netos anuales de 1.400 millones. Esto da al mayor fabricante de portátiles del mundo un margen neto del 2%, inferior al de Yue Yuen, el mayor fabricante de deportivas de marca, que obtiene un 4,8%.
Desde un punto de vista económico, tener estas líneas de producción en EE UU puede resultar, en última instancia, menos rentable que cultivar el extremo superior de la cadena de valor de la electrónica, que el país ya tiene en su territorio. Los beneficios de Microsoft y Alphabet equivalen a un tercio de sus ventas, según Visible Alpha. La cifra de Apple fue del 25%; proveedores suyos como GoerTek y Luxshare Precision obtienen márgenes netos inferiores al 5%.
Es cierto que el traslado de las cadenas traería más puestos de trabajo manufactureros. En 2024, solo el 15% de los 69.500 empleados de Lenovo trabajaban en América, y el 60% lo hacían en China. Pero eso reduciría aún más unos beneficios ya de por sí escasos, o haría subir los precios. Trasladar la producción de portátiles podría multiplicar por cinco los costes laborales, según UBS. La cifra podría ser aún mayor en el caso de los móviles, cuya producción es aún más difícil de automatizar. Trump podría descubrir que le sale más a cuenta archivar sus dispositivos junto con sus deportivas.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías