Pablo Blanco (Repsol): “El 80% del trabajo jurídico se resuelve de puertas adentro, externalizamos el 20% a los bufetes”
Protea, su proyecto estrella para modernizar la asesoría jurídica, ha conquistado al 78% del personal. “Quiero un equipo imbatible, para lograrlo ofrecemos 100 horas de formación”

Pablo Blanco (León, 1970) lleva dos años al frente de la asesoría jurídica de Repsol, uno de los titanes del sector energético. Bajo su batuta, ha conseguido hacer sonar una nueva sinfonía de la orquesta del equipo legal. Un grupo que suma unos 200 profesionales, de los cuales más de 160 se enfundan la toga de abogado. En este tiempo ha logrado que su proyecto estrella, Protea, una ambiciosa cruzada para modernizar el área legal de la multinacional, haya logrado encender el entusiasmo del 78% del equipo. “Si repitiéramos hoy la encuesta, conquistaríamos a más compañeros entre los aún indecisos”, afirma con convicción el director general de asuntos legales y miembro del comité ejecutivo de Repsol en una conversación pausada en su despacho con CincoDías.
Blanco es consciente de que, con Protea —el nombre proviene de una planta sudafricana con más de mil variedades—, ha sembrado el cambio imprescindible para afrontar la era de la inteligencia artificial (IA) generativa. “Cuando me nombraron ya llevaba 18 años en Repsol y conocía los asuntos de la compañía. Para mí el verdadero reto ha sido el de transformar el servicio jurídico” afirma. Un cambio cultural que, asegura, está teniendo muy buenos resultados.
El entusiasmo se hace palpable en las palabras de Blanco cuando relata cómo imaginó, desde sus cimientos, la asesoría jurídica ideal. “Lo primero que pensé fue: ¿quiero abogados o gestores de despacho?”, se pregunta en voz alta evocando el origen de Protea. La respuesta fue inmediata: “Yo quiero un abogado que ejerza como tal”, no un mero canal entre la empresa y los despachos externos. “Eso marca mucho qué tipo de organización quieres y cómo desarrollar a tu propio equipo”, reflexiona. Blanco buscaba profesionales todoterreno, no superespecialistas encasillados. Imprescindible: mentalidad digital y curiosidad activa. No hay que obviar que el proyecto tomó forma en paralelo al bum de Chat GPT.
El respaldo del consejero delegado fue fundamental, reconoce Blanco, pero lo que realmente alimentó el impulso fue la confianza del equipo. Una confianza de ida y vuelta, porque la forma de trabajar también se transformó para implicar de verdad a los profesionales. En Repsol, los abogados pueden levantar la mano para sumarse a un proyecto “ya sea porque dominan la materia o porque quieren aprender; ambas motivaciones son igualmente valientes”, afirma Blanco.
La formación es otra de las piedras angulares del equipo. Si los grandes despachos de abogados ofrecen cien horas, Repsol no se queda atrás. Aquí también se pensó fuera de los cauces habituales. “Quería innovar en formación”, explica Blanco, quien impulsó un curso de metodología jurídica junto al IE y una universidad estadounidense. “No quería sucedáneos, sino un curso serio para aprender a pensar jurídicamente”. La metodología es casi una obsesión para Blanco, quien no solo se sacó el título de derecho inglés, sino que también aprobó las oposiciones a abogado del Estado.
La apuesta de Blanco es tan clara como ambiciosa: “Quiero un equipo imbatible”. Y no es una declaración baladí: el 80% del trabajo jurídico se resuelve puertas adentro. “Sacamos el 20%”, detalla. ¿Las razones? Operaciones de M&A complejas, litigios que exceden la capacidad interna o se libran en el extranjero, cuestiones altamente especializadas —como asuntos laborales o de medioambientales—, contratos ligados a inversiones internacionales y, en ocasiones, la necesidad de obtener “segundas opiniones”.
Si las grandes empresas tienen IA, van a internalizar ciertas tareas; los bufetes tendrán que ajustar sus facturas
Inteligencia artificial
La IA se ha convertido en el motor silencioso que impulsa el trabajo del equipo. “Todo el mundo habla de Protea y lo identifica con la parte de la IA, pero esta es solo una de las iniciativas digitales, que fueron más de diez”, puntualiza Blanco. No obstante, reconoce su impacto tangible: gracias a esta tecnología han conseguido ahorrar entre cinco y seis horas semanales por abogado. Repsol fue una de las primeras empresas en aliarse con Harvey. “Hablé con ellos en agosto de 2023 y les dije: Repsol es el candidato perfecto para hacer vuestra prueba piloto” rememora. “Se rieron y… en retrospectiva ese ha sido también uno de nuestros grandes aciertos”.
Para Blanco la eficiencia es valiosa, pero aún lo es más aprender a utilizar esta tecnología y explorarla para descubrir nuevos casos de uso. Actualmente la utilizan para, por ejemplo, resúmenes de documentos, traducciones, argumentarios, sugerir cláusulas o estructurar información. “Hace poco le pedí una tabla cronológica de hechos y pruebas de una demanda de más de 60 páginas con multitud de fechas”, cuenta. “También es muy buena haciendo brainstorming”, añade.
El equipo ha creado un repositorio de los mejores prompts. “Los valoramos con estrellitas” para quedarnos con las más brillantes, cuenta Blanco. El director cree que la evolución de la tecnología imprimirá velocidad en los servicios jurídicos. “El segundo reto para el sector es el mindset. Hay que abrirse a las tecnologías”, enfatiza.
¿Qué viene en un futuro próximo? Blanco apuesta por el desarrollo de los llamados multiagentes de la IA. “De igual manera que un prompting secuencial es mejor que el único, si eres capaz de segmentar tareas, el resultado que tienes de ese trabajo aplicando inteligencia artificial es mejor”, razona. “Creo que va a haber multiagentes especializados. Por ejemplo, uno en búsqueda de jurisprudencia, otros en análisis de los hechos, en teorías jurídicas, en valor de la prueba… Por ahí viene el futuro”.
¿Viene la IA a quitar trabajo a los abogados? “Creo que los primeros que van a sufrir van a ser los despachos. Si las grandes empresas tienen IA, van a internalizar ciertas tareas para ahorrar costes”, explica Blanco. El director de Repsol está convencido de que el uso de estas herramientas deberá reflejarse en los fees (honorarios) de los bufetes. “Ciertos análisis no podrán reflejarse por horas en la factura”, asegura.